Por Mauricio Sulaimán
Hijo de José Sulaimán / Presidente del WBC
Saúl “Canelo” Álvarez se convirtió en la noche del sábado pasado en el campeón mundial indiscutible de peso súper mediano al derrotar a Caleb Plant en 11 asaltos, y con esta hazaña se confirmó como el mejor luchador libra por libra del momento.
No fue una batalla fácil para el mexicano, ya que se enfrentó a un campeón con excelente técnica, con muchos recursos, resistencia y una condición física excepcional. Sin embargo, el peleador de Jalisco, México desde el primer asalto se adelantó, dirigiendo particularmente su ataque al cuerpo de Caleb y resultó ser una dura batalla con ambos hombres librando una batalla física.
Este título fue el único que Saúl Álvarez necesitaba para convertirse en el primer rey indiscutible de la división de peso súper mediano, un logro notable por cierto.
El de Guadalajara persiguió a su oponente toda la noche. Pasaron los asaltos, y no pudo aterrizar con un golpe de auténtico poder de nocaut hasta que llegó el 11º asalto, donde Canelo mostró todo el poder y la grandeza que tiene. La verdadera culminación de la increíble preparación física y mental con la que alcanzó este compromiso.
Hubo descansos entre asalto tras asalto en los que la superestrella mexicana parecía estar muy confiada, ya que durante todo el minuto de recuperación se mantuvo de pie recibiendo instrucciones de su entrenador, Eddy Reynoso.
El árbitro Russell Mora trabajó duro, y una vez más tuvo una actuación sensacional tal como lo hizo cuando Fury y Wilder pelearon hace apenas un mes.
Esta pelea se construyó con una severa animosidad entre los combatientes, insultos y amenazas en las redes sociales que luego se convirtió en una pelea durante la única conferencia de prensa en vivo en Los Ángeles. Había una gran expectativa y una vez que sonó la campana, ambos actuaron como los fanáticos esperaban. Canelo pareció cansarse en el noveno y décimo asalto con Plant cada vez más ocupado, pero hubo un bombardeo que terminó la pelea de manera dramática.
Luego llegó el momento de humildad cuando el boxeo muestra al mundo la belleza del deporte, el abrazo entre los guerreros que saludan y reconocen los valores de cada uno. Este era especial, ya que había habido delicadas humillaciones. Canelo y Plant ahora serán amigos para toda la vida.
Inmediatamente, una pequeña multitud invadió el ring. El ganador mostró los cinturones, a los que se sumó el preciado cinturón de Teotihuacán, un reconocimiento especial hecho por las hábiles manos de la etnia mexicana del Estado de México. Una verdadera obra de arte que todos admiraban y aplaudían, y que Canelo exhibía con orgullo con gran satisfacción y orgullo.
Ahora dirigimos toda nuestra atención a la convención anual del WBC que se llevará a cabo en la Ciudad de México, la primera vez en 21 años que volvemos a la CDMX. Tenemos una agenda ocupada con muchos temas importantes que debatir, calificaciones, mandatos, talleres y certificaciones de oficiales de ring, y tantos campeones legendarios, reyes actuales y futuras estrellas que se tomarán de la mano en nuestra reunión anual facturados “JUNTOS OTRA VEZ. ”
La anécdota de hoy
Don José fue el supervisor de la pelea en la que Canelo derrotó a Ryan Rhodes el 18 de junio de 2011, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, en lo que fue la primera defensa del primer título mundial que ganó, que fue la corona superwélter del CMB.
Si mi papá estuviera vivo hoy, estaría orgulloso y satisfecho por lo que pasó este sábado, porque siempre creyó en Canelo.
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