Por Mauricio Sulaimán
Hijo de José Sulaimán / Presidente del WBC
Estando fuera de México en un viaje familiar, recibí la información de lo sucedido en el estadio durante un partido de fútbol entre Querétaro y Atlas, un espantoso motín ya que la hinchada local de Querétaro rompió las rejas y agredió a la hinchada visitante de Atlas; el juego tuvo que ser detenido por el árbitro y los jugadores huyeron a los vestuarios mientras los fanáticos ingresaban al campo tratando de escapar del ataque solo para encontrarse en un campo de batalla. Me niego a ver los videos que circulan en las redes sociales y chats de WhatsApp. Cuando uno mira estos hechos violentos, se pierde la sensibilidad y, de esta forma, dejamos de sobresaltarnos y las cosas se toman con normalidad.
Es un día triste para México, para el fútbol, para el deporte y para nuestra sociedad. Dios les conceda consuelo a todas las familias que están sufriendo en este momento y nos ayude a aprender de este evento. Espero que todos los que participaron en la violencia sin sentido paguen las consecuencias y que esta tragedia nos mueva a todos los deportistas a trabajar en la implementación de medidas preventivas y protocolos.
El Consejo Mundial de Boxeo trabaja desde hace un par de años con el Centro Internacional para la Seguridad Deportiva (ICSS) y se avanza en el primer objetivo, que es crear el código de conducta de los boxeadores y sus equipos. El centro es una organización internacional sin fines de lucro con sede en Doha, Qatar, establecida en 2010 y lanzada formalmente en marzo de 2011, con la misión global de promover y proteger la integridad y seguridad de los deportes.
Hemos tenido sesiones con todos los integrantes de la industria del boxeo, promotores, televisoras, etc…. Y es así como se está dando forma a este código para ser implementado a nivel mundial en el boxeo.
Hemos visto con mucha preocupación como la agresión verbal y física en eventos previos a las peleas ha crecido y es más común. Ya es normal ver en conferencias de prensa y pesajes a luchadores y sus equipos enzarzados en guerras verbales que incluso se han convertido en peleas a puñetazos.
Cada uno de estos incidentes es censurable e inaceptable, ya que una posible tragedia está al alcance de la mano.
El resultado de estas trifulcas se refleja en la venta de entradas y en el pago por evento. La excitante curiosidad por ver un evento que se “caldeó” con agresiones, empujones y golpes, lleva a los fanáticos a seguir la pelea con mayor expectativa.
Esta es, desafortunadamente, la naturaleza humana. Es por eso que debemos levantarnos como industria y poner fin a estos peligrosos acontecimientos.
No solo está mal por el gran peligro de que alguien salga lastimado y las grandes pérdidas potenciales si se cancela una pelea, sino que también va totalmente en contra del espíritu y el espíritu del boxeo y del deporte en general.
El deporte es un medio maravilloso para tener una sociedad sana y feliz. Cada uno en el gimnasio, en las canchas o en las canchas es un joven de la calle, donde hay tantas tentaciones que llevan a los jóvenes por el camino del mal.
El deporte es competir. Demostrar que el sacrificio, el trabajo, la pasión y la dedicación valieron la pena, y buscando salir adelante de una manera limpia y honorable. El juego limpio es mil veces más común que hacer trampa.
Qué increíble es ver después de doce rounds de golpes, que al final de la pelea, los boxeadores invariablemente se encuentran en el centro del ring, se funden en un abrazo y reconocen sus virtudes y coraje, convirtiéndose en amigos de por vida.
Román Chocolatito González derrotó contundentemente al mexicano Julio César Rey Martínez y ganó así el prestigioso Cinturón Diamante que otorga el WBC como trofeo especial en peleas muy selectas entre boxeadores de élite. El nicaragüense ya es un boxeador de leyenda, campeón en cuatro divisiones y se ha enfrentado a lo mejor de cada una de ellas.
Gran victoria que deja lista la tercera pelea ante Juan Francisco “Gallo” Estrada para la supremacía del peso supermosca. Martínez fue muy valiente y merece todo el reconocimiento porque no solo subió del peso mosca para salvar la cartelera cuando Estrada quedó fuera por el COVID, sino que fue con apenas cinco semanas de anticipación.
Sabías…
Las sanciones por actos que pongan en riesgo la integridad física de los deportistas y aficionados deben ser sancionadas con severidad. Mike Tyson mordió la oreja de Evander Holyfield, arrancándole un trozo, lo que provocó una terrible batalla campal entre los fanáticos en el MGM. Tyson fue multado con $3 millones de dólares en 1997.
La anécdota de hoy…
Además del boxeo, a Don José le apasionaban otros deportes, entre ellos el béisbol y el fútbol. Siempre condenó la violencia que se generaba entre aficionados dentro y fuera de los recintos deportivos.
Aunque trató de no decirlo públicamente, fue víctima de un incidente de violencia en una conferencia de prensa. Además de quedar inconsciente durante varios segundos por un golpe que recibió en la cabeza, tuvo las secuelas de por vida de un zumbido en uno de sus oídos. Ocurrió la mañana del 22 de enero en Nueva York. En un encuentro con los medios por el partido entre Lennox Lewis y Mike Tyson, se perdió el control entre ambos equipos y estalló la violencia.
Se atacaron entre sí, resultando que varios de ellos cayeron encima de mi padre, quien estaba detrás de una cortina, con las consecuencias que cambiaron su vida para siempre.
Agradezco sus comentarios en [email protected]