Round 12 con Mauricio Sulaimán: Lealtad: qué principio tan sagrado y maravilloso

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Por Mauricio Sulaimán
Hijo de José Sulaimán & Presidente del WBC

“Los Dallas Cowboys perdieron” es lo que la mayoría dice hoy, pero si los Cowboys hubieran ganado, dirían: “Ganamos”.

Así es la vida, mientras los aficionados sufren derrotas y disfrutan de las victorias. Será una larga sequía de emociones hasta la próxima temporada, cuando nos volvamos a poner la camiseta de nuestro equipo y empecemos el sueño de nuevo. Ya son 28 años sin Super Bowl, sin campeonato. Algo así sucedió con mi equipo de fútbol mexicano favorito, Cruz Azul, y ni lo mencionen con mis Cincinnati Reds en el béisbol. Aun así, nunca he cambiado de lealtad desde que era un niño. Mi lealtad es inquebrantable.

Lealtad: Sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos oa alguien. Es un principio que, básicamente, consiste en no dar nunca la espalda a una determinada persona o grupo que les une lazos de amistad o alguna relación social. Ese es el cumplimiento del honor y la gratitud en una relación que resiste la prueba del tiempo. En un grupo. Es un cumplimiento de lo que exige la fuerza de la fidelidad y del honor.

La lealtad siempre fue el principio que mi papá tanto valoraba en la vida. ¡Qué fácil es ser leal, cuando las cosas van bien, cuando el éxito está cerca! Y a su vez, ¡qué fácil es ver cómo esa lealtad desaparece y se disuelve cuando todo no va bien, como antes!

En nuestro deporte es muy común confundirse y experimentar la desaparición de aquellos que uno pensaba que eran amigos cercanos, personas o empresas, pero este concepto debe ser de doble sentido, de lo contrario nunca fue real. ¡Qué lindo se siente vivir demostraciones de lealtad y qué poderoso es ser leal! No es fácil, tiene que estar basado en principios y se requiere una fuerte convicción, respeto y valores muy profundos.

El dinero y los intereses creados son los que comúnmente llevan a las personas a cambiar de rumbo. Ahí es donde se requiere madurez y empatía para entender si fue un acto de deslealtad, o un cambio necesario. Si fue una traición o fue algo inevitable en desarrollo, para crecer y sobresalir. Mi papá me decía: “Hijo mío, siempre hay una versión, la otra y la verdad. No es fácil juzgar y todo lo relacionado con ese cambio o ruptura, hay que analizarlo con serenidad y sensatez”.

En el WBC, hemos experimentado innumerables ocasiones en que un boxeador toma la decisión de irse a otro lado, a otra organización, pero siempre es importante hacer una pausa y entender por qué sucedió. Si un luchador que ha estado muy asociado a tu organización durante mucho tiempo, de repente encuentra una oportunidad para crecer, adelante, que sea por su bien. Lo único que uno espera es una llamada de cortesía y no enterarse por los medios.

Si un promotor lleva al luchador a otro lado, es necesario analizar y concluir qué pasó en esa situación específica. Hay una línea muy fina, entre una decisión por el bien de su futuro o una oportunidad efímera, simplemente por egoísmo o malas decisiones impulsadas por el dinero.

En la historia de nuestro WBC, al celebrar 60 años de cambiar el rumbo del boxeo mundial, y durante estas décadas, hemos tenido innumerables acciones de lealtad que hacen de esta una gran familia mundial.

Julio César Chávez fue uno de los más leales de la historia. Fue coronado en la división de peso superpluma del CMB. Defendió ese campeonato 10 veces, y fue entonces cuando se le presentó una gran oportunidad, pelear contra el entonces considerado número uno libra por libra del mundo, el puertorriqueño Edwin “Chapo” Rosario. El gran campeón mexicano visitó a Don José y le pidió permiso para llevarse esa pelea, que sería el evento principal en el Hilton de Las Vegas, pero por el campeonato de peso ligero de la AMB. Sin dudarlo, mi papá lo apoyó y estuvo ahí en ringside para ver triunfar a Julio con un espectacular nocaut técnico en 11 asaltos. Inmediatamente después, pasó a ganar el campeonato de peso ligero del WBC, subió a súper ligero para pelear el resto de su carrera dentro del WBC.

Humberto “Chiquita” González y Érik “Terrible” Morales, ambos esperaron pacientemente con mucha lealtad hasta por dos años como retadores obligatorios del WBC, hasta que se llevaran a cabo sus peleas por el título. Construyeron carreras legendarias luchando siempre con orgullo por el Green and Gold Belt. Sugar Ray Leonard se coronó campeón de peso welter del CMB y en ese momento los intereses de los promotores querían llevarlo a la AMB y quitarle de en medio la gran pelea contra Roberto “Manos de Piedra” Durán. No fue así, pero ambos se enfrentaron en Montreal para darnos una de las peleas más importantes de la historia. Eso llevó a una revancha y generó dos carreras legendarias, ambas del Salón de la Fama.

Mike Tyson se convirtió en el campeón de peso pesado más joven de la historia a la edad de 20 años. Tyson siempre luchó por el CMB, y cuando salió de ese injusto encarcelamiento, luchó por el Verde y el Oro contra Frank Bruno. Podría seguir con tantas demostraciones de lealtad y se podría escribir un libro, pero todos y cada uno de esos peleadores, mánagers y promotores que han sido leales a sus principios y valores, encontraron en el WBC una familia seria y leal llena de amor y cariño para siempre.

Floyd Mayweather tuvo la carrera perfecta como boxeador representando siempre con orgullo al CMB. Floyd conquistó campeonatos mundiales del WBC en cinco categorías de peso diferentes, y en algunas divisiones lo hizo en múltiples ocasiones. Su vitrina de trofeos en cinturones es todo verde y dorado.

Tyson Fury está tan orgulloso de su campeonato WBC que siempre se asegura de que el mundo sepa que es WBC Green and Gold, y siempre usa el logotipo WBC en su atuendo, sin importar si es una gorra o un traje de gala.

También está con los jueces y árbitros, comisionados y miembros de la comunidad del boxeo en cada uno de los 170 países que forman nuestro Consejo Mundial de Boxeo. ¡El WBC es una gran gran familia!

7¿SABÍAS QUE…?

Lennox Lewis surgió como un poderoso prospecto en la división de peso pesado a principios de la década de 1990. El campeón fue Evander Holyfield, fichado por HBO. Esta red menospreció a Lennox y lo ignoró, tratando de apartarlo. Apoyaron la pelea de Holyfield contra Riddick Bowe, en la que este último se proclamó campeón y en lugar de hacer la pelea con Lewis, fue obligado por Rock Newman, su entonces mánager, a tirar el cinturón del WBC a un bote de basura. El WBC se quedó con Lennox, quien finalmente se convirtió en el campeón más destacado durante más de una década.

Anécdota de hoy

En una de esas situaciones de gran conflicto, poder, ego y codicia llamados a cometer un acto de deslealtad y traición, caso en el que omito mencionar nombres para no crear sentimientos negativos. Cuestioné a mi padre, diciéndole que mi opinión era que debía proceder como se requiere para mantener al campeón dentro del WBC, y su respuesta me marcó como un principio de vida con un profundo ejemplo moral. “Hijo mío, un Sulaiman nunca retrocede. Hoy vemos como sucede algo terriblemente injusto y no podemos ser parte de ello. Hoy perdemos a un gran campeón, pero el que venga mañana y sea coronado como nuestro monarca se convertirá en el mejor del mundo. Nunca dejes que nadie te manipule por intereses creados, lucha siempre contra la discriminación y el abuso de poder. Así siempre dormirás tranquilo y estarás orgulloso de haber hecho lo correcto”.

Agradezco sus comentarios en [email protected].

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